Encuentro fascinante que esas pequeñas piezas que conocemos como joyas evoquen con tanta intensidad un momento, un sentimiento o un recuerdo y la razón principal es porque se encuentran cargadas de símbolos, es decir, contienen un significado guardado en una figura u objeto que nos deja ver algo más de lo que se percibe inmediatamente y con ello nos transmiten un sutil mensaje. Nos hablan en silencio.

Los humanos somos los únicos que vivimos en un mundo de significado; fabricamos símbolos para transmitir una idea y las joyas no son la excepción, ellas hablan sin palabras de nuestro amor, fidelidad, poder, estatus, devoción, ideas políticas o religiosas, nos recuerdan quienes somos y a donde pertenecemos, nos acercan a nuestra “tribu”, hablan nuestro lenguaje emocional, eso que nos mueve como seres humanos. 

Al elegir determinada figura o diseño en una pieza de joyería, estamos transmitiendo un velado mensaje al mundo, una cruz por ejemplo, le dirá a los demás que practicas la fe católica. Si eliges un dije de gato seguramente querrás transmitir que tienes uno o bien que por lo menos te agradan. Una corona dirá claramente quien es la persona de poder en el cuarto.

Una argolla en el dedo anular de la mano izquierda gritará que eres una persona comprometida con alguien más. Podría decirte muchos más ejemplos de cómo las joyas juegan este papel de mensajeras en nuestras vidas.

Por ello, al elegir una pieza de joyería te recomiendo que seas cuidadoso, sobre todo cuando es un regalo para alguien más. Un valioso collar para una persona que conoces hace poco tiempo en lugar de hacerte quedar bien, transmitirá un mensaje equivocado.

Te sugiero que las piezas de oro las reserves para personas muy allegadas y queridas, no a todo el mundo le regalamos una joya de oro que desde siempre ha sido un símbolo de estatus y riqueza, a menos que eso sea precisamente lo que quieres dejar en claro. Las joyas muy personales como los anillos, también hablan fuerte.

Elegir bien un anillo puede transmitir un mensaje de poder, estilo y sofisticación o todo lo contrario. Deja que tus joyas hablen por ti, silenciosamente podrás comunicar los mensajes que desees que los otros lean en ellas.